
CORTO INVESTIGATIVO II
Como habíamos prometido, hablaremos de uno de los lugares más importantes al que acuden
los investigadores para esclarecer los hechos: la escena del crimen.
Los entendidos en la materia han empezado a llamar de otra manera a la escena del crimen, que
es una traducción literal del inglés “scene crime”. Los referidos prefieren llamarla escena del suceso,
considerando que no solo se preserva el lugar de un crimen, también el lugar donde haya ocurrido
cualquier evento relevante que se necesite investigar.
Cualquiera que sea el caso, el investigador cuando llega a la escena debe tener en cuenta los
siguientes:
1. Establecer límites para los terceros que nada tienen que ver con la investigación usando una señal
clara, preferiblemente cinta amarilla etiquetada “No pase” u otra advertencia que evite la
incursión de personas.
2. El limite debe realizarse varios metros a la redonda del lugar impactado o donde, en caso haya
resultado una persona muerta, se encuentre el occiso, de forma tal que sean remotas las
posibilidades de estropear por error, inobservancia o imprudencia una evidencia.
3. Se debe establecer una ruta de entrada y salida por donde han de transitar quienes penetren a la
misma en aras de procesarla.
4. Del mismo modo el personal debe estar dotado de los elementos de protección personal para
evitar contaminación (guantes, botas, uniforme, lentes, etc.) además, de los instrumentos
adecuados para el debido levantamiento de las evidencias encontradas (existen maletines que
vienen preparados para tales fines y contienen todo lo necesario).
5. Una vez recogida la evidencia encontrada, observando el protocolo correspondiente, embalada y
protegida para llevarla a analizar al laboratorio, se recomienda dejar cerrada la escena por varios
días. (Esto así porque en una segunda o tercera inspección, suelen encontrarse nuevas evidencias
que no fueron vistas en la primera).
Cabe destacar que en la escena del suceso o del crimen, como prefieras llamarle, se procura
encontrar evidencias de todo tipo: fluidos, pelos, huellas dactilares, plantares o de calzado, objetos
relacionados con la víctima o el victimario, trazas o marcas de herramientas, fragancias, polvos y
cualquier otra que pueda conectar al perpetrador con el hecho investigado.
El buen investigador sabe la importancia de trabajar la escena del crimen y desde luego, que
realizar un trabajo mediocre, con fallas o contaminado, producirá falencias que quedaran reflejadas en
lo que habrá de seguir, una vez determinados los sospechosos, testigos e informantes (las entrevistas).
Precisamente sobre la entrevista, el interrogatorio y sus técnicas versará nuestro próximo corto.
Hasta entonces.
Lic. Juan Manuel Fructuoso Heredia,
Gral. de Brig. ® P.N.